domingo, 1 de mayo de 2016

Sin Musa no hay Poesía.


Dicen que la lejanía y el mar transforman la mente en una caja de añoranzas y sueños, muchas veces perdidos en el infinito mental, pero no por ello dejan de ser invaluables para quienes los tienen, es así que las palabras brotan como las flores después de una llovizna escasa en el desierto florido....llenas de colores con pétalos fuertes como si fueran a vivir una eternidad, pero sin ser cuidadas en las extensidades de la arena y la sequedad se ocultaran en corto tiempo, no sin antes en ese momento de felicidad compartir la grandeza de la vida con sus semillas que el viento expandirá hasta que otra agua del cielo vuelva a caer...... como ese beso que da un hombre de mar en los labios de esa mujer que deja atrás.... y que cada atardecer y amanecer recordara con el corazón envuelto en el calor de aquel beso que quizás jamas volverá a disfrutar.

Mientras el mar lo golpea una y otra vez, y el azul infinito lo rodea como un manto sagrado, no puede evitar ser lo que es, a pesar de sus besos y caricias añorar, su alma fija en un lugar no puede estar.  Es como un lobo que por más que se desee domesticar su espíritu salvaje jamás se dominara, siempre querrá volver a las estepas.
El viento lo golpea en medio de un sol abrazador, los cactus de la costa apenas con un verde tenue se mecen suavemente como sus manos al bailar bajo la música de un viejo piano que  toca "a time for us", la blancura de las casas le recuerdan su sonrisa permanente como si fuera con ella a abrazarlo y cobijarlo.
Su ojos de Musa son como caramelos de chocolate lo seducen cuando lo miran fijamente, aunque los esquiva no puede dejar de mirarlos... ella lo sabe pero duda.

Por eso bajo la brisa de esta isla volcánica de las costas africanas, una extensión de Europa en su avance, al ver como se mueve la escasa vegetación en un danza de sensualidad y coqueteo con la brisa marina, la poesía brota al recordar como ella se mueve al ritmo de la música y al sentir la humedad del mar, viene a la mente sus labios en esos besos largos y apasionados...

Si, sin Musa no hay poesía, y sin poesía no hay sueños ni esperanza.

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